Necesidad y pobreza en la pandemia, la dura realidad de un pepenador de la tercera edad.
REPORTAJE.
TEZIUTLÁN, PUE.- Con sus bolsas llenas de envases de plástico y sus casi 70 años de edad a cuestas, 69 para ser exactos, don Audosio recorre las calles de esta ciudad con el objeto de revisar los contenedores de basura y recolectar todo el plástico que le sea posible para revenderlo. Es lo que hace desde hace años según dijo, y lo seguirá haciendo pese a la actual pandemia de Covid 19, pues no tiene otro modo de sustento. Es un trabajo que realiza diariamente los siete días de la semana. Su recompensa, si bien le va: 35 pesos y unos cuantos centavos diarios. 250 pesos semanales.
Audosio Hernández Vázquez tiene su domicilio en la sección tercera de Atoluca, su jornada de autoempleo como recolector o “pepenador”, como suele llamárseles un tanto despectivamente, comienza desde las siete de la mañana recorriendo a pie las calles de su localidad, de ahí recorre el Chowis, Fovissste, Jardines de Teziutlán, Ahuateno, y la avenida Morelos, ésta última en donde lo encontramos a unos pasos del panteón del barrio sustrayendo los envases de un contenedor, sin cubre bocas, y sin guantes. Eso sí, tomando sólo lo que le era útil y nunca esparciendo la basura fuera del contenedor. Es una labor incomprendida por mucha gente, un recolector brinda un servicio importante a la sociedad: el reciclado.
¿No ha escuchado usted de la pandemia?, le preguntamos. “Sí, un poco”, contestó y luego diría que olvidó el cubre bocas en su casa. De cualquier manera le obsequiamos uno para que se proteja un poco, aunque don Audosio pareciera ufanarse de una salud a toda prueba, pues su labor como recolector en cuanto a riesgo de infecciones no le pide nada a la labor de los trabajadores de limpia pública, máxime cuando él carece de todo equipo. Pareciera poco consciente en no procurarse su propio equipo, pero… ¿con 250 pesos a la semana?
En su casa lo espera su esposa, un ama de casa también de la tercera edad. Son padres de cuatro hijos, según dijo, quienes no comparten el mismo techo pero sí el mismo terreno rústico. Sus hijos les ayudan económicamente, dice, pero muy de vez en cuando únicamente.
El anciano recolector obviamente no cuenta con ninguna seguridad social, servicio médico, o alguna prestación, lo más que ha recibido del gobierno es una despensa de las que distribuyó el estado hace un par de meses a raíz de la contingencia sanitaria. Y luego nada. Aún así, no deja de lado su recomendación a la ciudadanía el cuidarse en estos tiempos de pandemia, dice que se cuiden y que usen cubre bocas, pues está de acuerdo que la salud es lo más importante.
Y por último nos atrevemos a preguntarle, ¿es usted feliz, don Audosio?, y concluye brevemente, tal como fue durante toda la charla: “con lo poco que tengo puedo estar contento aunque gane poco, con tener para comer es bastante, y teniendo salud”. 22 julio 2020